Después del encuentro de Zumaia nos volvimos a reunir en Eibar, un día muy caluroso que nos permitió hacer punto y no pasar desapercibidas en la terraza de una cafeteria; algunos se quedaban con la boca abierta, no entendían qué hacíamos tantas mujeres frotando agujas, otros, con curiosidad y alguna mujer con envidia. La tarde se pasó rápida, pero muy aprovechada, porque las que fuimos en tren continuamos con la música rítmica de la labor.
Ayer, se celebró la Reunión mensual en la Casa de las Mujeres en Donostia. Llegué un poco tarde y ¡sorpresa! nuevas incorporaciones, que decían ser novatas. Estoy convencida de que en un mes serán unas expertas y se implicarán en alguna nueva divertida locura del tejijuntas, que tantos quebraderos nos está dando a algunas. Cuando creo que ya se todo sobre el punto, ¡zas! aparece alguien con algo nuevo y estimulante, como todo lo queremos aprender y dominar, nos metemos de cabeza como si nos fuera la vida en ello.
Es muy experta en amigurumis, los hace preciosos, ahora se ha animado con el punto ¡Bienvenida al grupo y a la afición!
Aires renovadores, estaban haciendo bufandas y pronto harán cosas muy complicadas. Encantadoras.
Seguimos con las manoplas, cuellos, chales y chaquetas
Me encanta verlas trabajar, con ideas, ilusión y siempre dispuestas a ayudar a la que no sabe o se atasca
El bizcocho de Dala con un ingrediente oculto y las pastas riquísimas que trajo Mariló colmaron otro instinto básico.
Surgieron muchos temas alrededor de la lana, nuevos planes, reuniones, anécdotas. Debatimos sobre cuánto se puede cobrar por un trabajo hecho a mano. Las diferentes actitudes de la gente, desde los que no valoran, "hazme ese jersey, yo te pago la lana". El tiempo, la dedicación, el esfuerzo no cuenta. O "es más barato comprarlo ya hecho". Comentarios que encienden nuestro ánimo. Llegamos a la conclusión de que nuestro trabajo no tiene precio y que merece la pena regalarlo a quien de verdad lo valora. Con un poco de tiempo voy a reflexionar e intentar escribir un post sobre esto.
Pocas son capaces de tener una sola prenda entre manos, esto siempre provoca una sonrisa, creo que todas tenemos empezados montones de proyectos y en la cabeza infinitos. Como dice Mariló: mi cabeza va muy rápida.
También hablaron de telas, qué miedo, no quiero ni tocarlo, por si acaso me contagio y me entra el vicio. Faltó Miren con el hilado, la echamos de menos, también al resto de chicas que no pudieron venir.
Nos hace muchísima ilusión que se incorpore gente nueva, ay, pero si fuera un chico, eso sería, eso sería... ¡la hostia!